Entre los ataques desesperados empleados por
sectas “cristianas” con la intención de destruir a la iglesia católica,
encontramos la polémica de la virginidad de María y los supuestos hermanos de Jesús.
Los
parientes de Jesús
En
ningún versículo de la biblia se cita que la Virgen María haya tenido más hijos
además de Jesús. La Biblia sólo cita "hermanos" de Jesús y no es
lo mismo que decir "hijos de María, madre de Jesús", que es lo que
afirman algunos. Se cita "hermanos" de Jesús, no a "hijos de la
virgen María" (una diferencia grande.)
Por
expertos bíblicos se sabe que la traducción correcta sería "parientes" de Jesús en vez
de “hermanos.”
¿Cuáles
son esos parientes de Jesús que erróneamente se le otorgan como hermanos? Empecemos
con las acusaciones erróneas y luego con la demostración de su falta de
veracidad.
En el evangelio de
San Mateo (Cap. 13, Vers. 55): “¿No es éste el hijo del carpintero? ¡Pero
si su madre es María, y sus hermanos son Santiago,
y José, y Simón, y Judas!”
También en el
evangelio de San Marcos (Cap. 1, Vers. 3): “Pero no es más que
el carpintero, el hijo de María; es un hermano de Santiago, de Joset, de Judas y Simón. ¿Y sus
hermanas no están aquí entre nosotros?» Se escandalizaban y no lo reconocían.”
El evangelio de
San Juan (Cap. 7, Vers. 3)
utiliza la palabra “hermanos” en lugar de “parientes”: “Sus hermanos le
dijeron: «No te quedes aquí, vete a Judea para que tus discípulos de allí vean
las obras que realizas.” Este versículo es muy utilizado para afirmar que Jesús
tuvo hermanos, hijos de su madre María.
Ahora veamos cómo
se comprueba que en la biblia se utiliza la palabra “hermanos” para sustituir
la palabra “parientes” puesto que ha sido un problema de traducción:
Veamos que en el
libro del Génesis Abraham llama a Lot “hermano”, pero si leemos el mismo libro unos capítulos
antes, se ve claramente que Abraham es
tío de Lot; son, por tanto, tío y sobrino, sin embargo se dicen “hermanos”.
¿Dónde Abraham
llama hermano a Lot? En Génesis (Cap.
13, Vers. 8): “Así pues, Abraham
le dijo a Lot: «Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros, ni entre mis
pastores y los tuyos, ya que somos
hermanos.” También, en Génesis
(Cap.
14, Vers. 16), encontramos nuevamente la palabra hermanos para Lot y
Abraham: “En cuanto oyó Abram que los cuatro jefes habían llevado
prisionero a su hermano Lot, escogió trescientos dieciocho de sus hombres
que se habían criado en su casa y los persiguió hasta la ciudad de Dan.” ¿Pero, eran éstos realmente hermanos o parientes?
Veamos, con la
biblia en manos, que Abraham y Lot no eran hermanos sino parientes, en Génesis (Cap. 11, Vers. 27 y 28): “Esta
es la descendencia de Terá: Terá fue
padre de Abraham, de Najor y de Harán. Harán fue padre de Lot. Harán murió en Ur de Caldea, su tierra
natal, antes que su padre Terá.” Aquí
vemos como Abraham es hijo de Terá y, éste último, abuelo de Lot.
Si todavía hay dudas de lo
anterior, leamos Génesis (Cap.
11, Vers. 31): “Terá tomó
consigo a su hijo Abraham, a su nieto
Lot, hijo de Harán, y a su nuera Saray, esposa de Abram, y los sacó de Ur
de Caldea para llevarlos al país de Canaán. Pero al llegar a Jarán se
establecieron allí.”
Pero lo mismo sucede con Jacob Y Labán. Hay
versículos que los da a conocer como hermanos pero en realidad no lo son. En Génesis (Cap. 29, Vers. 14 y 15): “Jacob contó a Labán todo lo ocurrido, y Labán le dijo: «En verdad
tú eres carne y hueso míos.» Y Jacob
se quedó allí con él durante un mes. Entonces
Labán le dijo: « ¿Acaso porque eres hermano mío vas a trabajar
para mí de balde? Dime cuál va a ser tu salario.»” Como
veremos a continuación, eran sólo parientes, no hermanos.
En
Génesis (Cap. 28, Vers. 12): “Apenas Jacob
vio a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre, se acercó al pozo, movió
la piedra de la boca del pozo y dio agua a las ovejas de Labán.” Entonces
vemos que Labán era tío de Jacob.
Luego de demostrar que la palabra “hermanos” es empleada para referirse a los “parientes”, nos centraremos en la biblia para demostrar que los
hermanos que le han dado a Jesús (Santiago, José, Simón y Judas)
eran sólo parientes suyos.
El evangelio de San Mateo (Cap. 27, Vers. 56) habla de la madre de Santiago y José (dos de los parientes de Jesús): “Entre ellas estaban María Magdalena, María, madre de Santiago y de José, y
la madre de los hijos de Zebedeo.” El evangelio de San Juan (Cap. 19, Vers. 25) nos aclara que esa María (madre de Santiago
y de José) no es la madre de Jesús: “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la
hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala.”
En el evangelio de San Lucas
(Cap.
6, Vers. 13, 14, 15 y 16) Tenemos que Judas era hermano de Santiago,
por tanto, hijo de Alfeo: “Al llegar
el día llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los que llamó
apóstoles: Simón, al que le dio el nombre de Pedro, y su hermano Andrés,
Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo,
Tomás, Santiago, hijo de Alfeo,
Simón, apodado Zelote, Judas, hermano de
Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.”
Esto
puede ser confirmado en la carta de Judas
(Cap.
1, Vers. 1): “Judas,
servidor de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que fueron llamados a la fe, amados por Dios
Padre y conservados en Cristo Jesús.”
En
cuanto a Simón, tenemos dos: Simón Pedro y Simón el Zelote. El primero era hijo
de Juan, véase el evangelio de San Juan
(Cap.
1, Vers. 42): “Y se lo presentó
a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Juan, pero te llamarás Kefas» (que quiere
decir Piedra).”
El
otro Simón ni siquiera era de Nazaret sino de Canaán; veamos lo que dice el
evangelio de San Mateo (Cap.
10, Vers. 2, 3 y 4): “Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero
Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago,
hijo de Zebedeo, y su hermano Juan;
Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Santiago, el hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo y Judas Iscariote, el
que lo traicionaría.”
De seguro dirán los detractores, ¿Y de qué me sirve la virginidad
de María? Y yo les pregunto: ¿Y de qué les sirve minimizarla a ella?
La virginidad de María
Como bien es sabido a nivel mundial, la iglesia
católica es la única entidad religiosa que aprecia el rol que tuvo la virgen
maría para que se cumpliera (en ella y en su hijo) la promesa que Dios había
puesto en boca de el profeta Isaías y, aunque algunos sugieren que Isaías no
utilizó la palabra virgen en su profecía, el evangelista San Mateo da un detalle irrebatible de esta profecía.
Veamos en la Biblia:
Isaías (Cap. 7, Vers. 14): “El Señor, pues, les dará esta señal: La
joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de
Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros.”
También es confirmado por el evangelio San Mateo (Cap. 1, Vers. 22 al 25): “Todo
esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del
profeta:
La virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y le
pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros.
Cuando José se
despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su
esposa. Y sin que hubieran tenido
relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.”
Una
gran parte del pueblo judío todavía sostiene que esa promesa aun está por
cumplirse. Ese pueblo todavía espera al mesías, pues no cree que María haya
concebido al mesías por obra y gracia del Espíritu Santo.
Entonces,
desde mi óptica, los que coinciden con ellos, en desvalorizar a María, andan muy cerca del anticristianismo
(que se basa en no reconocer a Jesús como el mesías).
Las
denominaciones “cristianas” que han surgido como protesta a la doctrina
católica han utilizado la propia biblia para desprestigiar la virginidad de
María y, con ello, intentar dejar en ridículo a la iglesia católica, la única
que acepta la idea de que María es virgen pura y santa, porque para ser santos
o justos no hay que llegar a ser Dios.
Esto
se aclara con el libro de Apocalipsis (Cap.
20, Vers. 5 y 6): “Esta es la primera resurrección. El resto de los muertos no
volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años. ¡Feliz y santo es el que participa en la
primera resurrección! La segunda
muerte ya no tiene poder sobre ellos: serán
sacerdotes de Dios y de su Mesías y reinarán con él mil años.”
Si
realmente somos cristianos, ¿Cómo podemos negar que María agradara a Dios sobre
todas las mujeres del mundo? ¿Cómo podemos decir que creemos en lo que dice la
biblia y dudamos del versículo en el cual, el Ángel Gabriel le manifiesta a la
Virgen el motivo de su embarazo sin ella haber tenido relaciones con hombre
alguno?
Lucas (Cap. 1, Vers. 37: “Para Dios nada es imposible”). La biblia no miente.
Dos
cosas que ningún cristiano verdadero jamás ha de poner en dudas:
1-
Que
María quedara embarazada sin haber tenido nunca relaciones con hombre alguno.
2-
Que
María siguiera siendo virgen después de dar a luz al mesías.
¿Cuál
de las dos cosas anteriores es más difícil de creer? El que ponga en dudas
cualquiera de las dos, también está poniendo en dudas la grandeza y el poder de
Dios.
Ezequiel
(Cap. 44, Vers. 2) habla sobre una puerta que ha de permanecer
cerrada, ya que Dios pasó por ella: “Me dijo: Esta puerta permanecerá cerrada;
no la abrirán nunca y nadie entrará por ella, porque Yavé Dios de Israel pasó
por esa puerta; permanecerá cerrada.”
La Santidad de María
¿Cómo
saber si la virgen María es parte de la primera resurrección y, por ende, santa
que reina junto al mesías? Sencillo, veamos lo que dice la biblia al respecto,
en el evangelio de San Juan (Cap.
3, Vers. 16): “¡Así amó Dios al
mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien
cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
El propio San Juan (Cap. 8, Vers. 23 y 24) escribió
en su evangelio: “Pero Jesús les dijo:
«Ustedes son de abajo, yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no soy
de este mundo.
Por eso les he dicho que morirán en
sus pecados. Yo les digo que si ustedes no
creen que Yo soy, morirán en sus pecados.»”
Antes de Jesús llegar al mundo ya había una mujer que creía en él, una
mujer que agradó a Dios para cumplir la promesa del profeta Isaías. Esta mujer
es la virgen María. Véase lo expuesto en el evangelio de San Lucas (Cap. 1, Vers. 38, 41 al 45):
“Dijo María: «Yo soy la servidora
del Señor, hágase en mí tal como has
dicho.» Después la dejó el ángel.
“Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en
su vientre. Isabel se llenó del Espíritu
Santo y exclamó en alta voz: « ¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el
fruto de tu vientre!
¿Cómo he
merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño
saltó de alegría en mis entrañas.
¡Dichosa tú
por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»”
Esta
última frase la pronunció Isabel (llena del Espíritu Santo) a la Virgen María y
si ésta última agradó a Dios, creyendo que la promesa se cumpliría con su hijo
(que aún no había salido de su vientre), y siendo la elegida entre todas las
mujeres, ¿Por qué negar que ella está reinando junto al mesías y demás Santos o
Justos? Veamos Apocalipsis (Cap.
1, Vers. 5 y 6):
“y de parte de Cristo Jesús, el testigo fiel, el primer nacido de entre los muertos,
el rey de los reyes de la tierra. El nos ama y por su sangre nos ha purificado
de nuestros pecados, haciendo de
nosotros un reino y una raza de sacerdotes de Dios, su Padre. A él la
gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.”
Aquí vale la pena repetir la cita bíblica que demuestra que Jesús
no es egoísta y, por tal razón, no reina solo. Apocalipsis (Cap. 20, Vers. 5 y 6):
“Esta es la primera resurrección. El resto de los muertos no
volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años. ¡Feliz y santo es el que participa en la
primera resurrección! La segunda
muerte ya no tiene poder sobre ellos: serán
sacerdotes de Dios y de su Mesías
y reinarán con él mil años.”
Si
creyendo en Jesús y agradando a Dios no logramos la salvación, entonces ¿Para
que andamos por este camino?
La
persecución es profética…
En la Biblia aparece varias veces
una mujer con un rol protagonista ¿Quién puede ser sino la virgen María?
Véase
el libro del Génesis (Cap.
3, Vers. 14 y 15) dice de manera profética:
“Entonces Yavé Dios dijo a la serpiente: «Por
haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los
animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por todos
los días de tu vida.
Haré que haya enemistad entre ti y
la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú
herirás su talón.»”
Por
otro lado, analicemos a la mujer que revela el libro de Apocalipsis (Cap. 12, Vers. 5, 7, 9 y 17):
“Y la mujer dio a luz un hijo varón, el que
ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro; pero su hijo fue arrebatado y llevado ante Dios
y su trono.
Entonces
se desató una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el
dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles
El
dragón grande, la antigua serpiente,
conocida como el Demonio o Satanás,
fue expulsado; el seductor del mundo entero fue arrojado a la tierra y sus
ángeles con él. Entonces el dragón se
enfureció contra la mujer y se fue a
hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los
mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús.”
Los
católicos estamos claros de la diferencia que existe entre Dios (padre, hijo y
espíritu santo) y los santos que habitan en su reino, pero entendemos que entre
ambas partes no hay división de poder alguna (porque pertenecen al mismo
reino). Apocalipsis (Cap. 20, Vers. 5).
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