Conclusión

Como hemos visto CON CITAS BÍBLICAS bien explícitas, la salvación de cada ser humano está sujeta a la Fe, en creer en la veracidad de la historia que nos muestra la biblia acerca de nuestro señor Jesús. El que tiene una diminuta partícula de Fe puede testificar de las maravillas que suceden cuando dejamos que el espíritu santo de Dios obre en nuestras vidas.

Sólo creyendo que Jesús es el mesías podremos alcanzar la misericordia de Dios y gozar del reino celestial prometido. Nuestra salvación no está sujeta al comportamiento del grupo en el cual nos congregamos como cristianos sino a nuestra Fe como cristianos. Hay quienes se apegan a los errores o faltas cometidas por miembros y seguidores de la Iglesia católica para justificarse en una denominación “cristiana distinta” y, en ocasiones, crear una nueva denominación (por eso hay tantas denominaciones contradictorias en el mundo actual).

Pero lo cierto es que si Cristo vive en mí, es imposible que yo falle o cometa pecado, la falta de Fe es la que nos hace caer en tentaciones y actos pecaminosos. En todas las denominaciones del mundo entero encontraremos “cristianos” que cometen pecado aunque en su congregación no le hayan inculcado o adoctrinado erradamente. Lo peor es escuchar esta clase de “cristianos” cuando pasan a otras denominaciones y dan a conocer su “testimonio del cambio de vida”, atribuyéndole sus fallas a su antigua congregación (ésta gente no es de fiar cuando no son capaces de reconocer sus propias debilidades humanas). Ninguna denominación “cristiana” puede mostrarse como la verdadera cuando su fundación no es contemporánea a Jesús y, mucho menos, cuando el fundador es otro hombre pecador.


Lo que Dios nos pide está escrito en la biblia y se resume en combinar el amor con la Fe.

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