Capítulo X: Las tradiciones de nuestra Iglesia.

Muchos hermanos separados critican el apego que tenemos los católicos a las tradiciones que hemos recibido de nuestros padres; en algunos casos, sosteniendo que la ignorancia de nuestros padres con relación a la biblia es la que nos lleva a caminar “errados”.
Entonces pregunto ¿A caso hay alguien en la tierra que desee más bienestar para nosotros que nuestros padres? Pues mientras pasan los años se cumple con mayor firmeza (de manera profética) los consejos y advertencias de las personas mayores que nos rodean.
Aunque las tradiciones sean satanizadas por ciertas sectas porque, según ellas, la biblia no manda a realizar algunas costumbres que nuestra iglesia practica voluntariamente (no es de manera obligatoria), tampoco la biblia manda a que no se practique y, en cambio, la biblia si promueve las tradiciones (que consiste en transmitir las costumbres de generación en generación.
La tradición en la Biblia
Ante todo deberíamos preguntarnos, ¿Qué dice la biblia de la tradición?, porque si, como hemos planteado, ambas se complementan y forman parte de la misma revelación, en la escritura debería haber un apoyo a este argumento. Profundicemos entonces sobre este punto:
Según la escritura hay tradiciones "humanas" y tradiciones de la Iglesia. Veamos las referencias que nos da la biblia a cada una de ellas. Cristo condenó el hecho de colocar tradiciones humanas sobre el mandato de Dios:
Veamos en el evangelio de San Marcos (Cap. 7, Vers. 2 al 13): Esta gente se fijó en que algunos de los discípulos de Jesús tomaban su comida con manos impuras, es decir, sin habérselas lavado antes. Porque los fariseos, al igual que el resto de los judíos, están aferrados a la tradición de sus mayores, y no comen nunca sin haberse lavado cuidadosamente las manos.
Tampoco comen nada al volver del mercado sin antes cumplir con estas purificaciones. Y son muchas las tradiciones que deben observar, como la purificación de vasos, jarras y bandejas. Por eso los fariseos y maestros de la Ley le preguntaron: «¿Por qué tus discípulos no respetan la tradición de los ancianos, sino que comen con manos impuras
Jesús les contestó: «¡Qué bien salvan ustedes las apariencias! Con justa razón profetizó de ustedes Isaías cuando escribía: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me rinden de nada sirve; las doctrinas que enseñan no son más que mandatos de hombres. Ustedes descuidan el mandamiento de Dios por aferrarse a tradiciones de hombres.»
Y Jesús añadió: «Ustedes dejan tranquilamente a un lado el mandato de Dios para imponer su propia tradición. Así, por ejemplo, Moisés dijo: Cumple tus deberes con tu padre y con tu madre, y también: El que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte. En cambio, según ustedes, alguien puede decir a su padre o a su madre: «Lo que podías esperar de mí es "consagrado", ya lo tengo reservado para el Templo.» Y ustedes ya no dejan que esa persona ayude a sus padres. De este modo anulan la Palabra de Dios con una tradición que se transmiten, pero que es de ustedes. Y ustedes hacen además otras muchas cosas parecidas a éstas.»”
Como pudimos ver, las tradiciones humanas de los fariseos eran como una obligación (como una ley) pero la iglesia católica tiene tradiciones humanas que se practican voluntariamente y otras que son mandato de Dios como podremos ver más adelante.
Bien lo advierte la carta a los Colosenses (Cap. 2, Vers. 8): “Cuídense de que nadie los engañe con sabidurías o con cualquier teoría hueca, que no son más que doctrinas humanas; pues este es el camino del mundo, y no el de Cristo.”
¿Cuál es la tradición que pueden exhibir las sectas no católicas?  Estas fueron fundadas por hombres y no por Cristo.
Ahora veamos las tradiciones que la biblia, por el contrario no condena y manda a mantener (las que vienen desde los apóstoles). En la 1ª carta a los Corintios (Cap. 11, Vers. 2) San Pablo sostiene: “Les alabo porque me son fieles en todo y conservan las tradiciones tal como yo se las he transmitido.
Si las tradiciones fueran malas, San Pablo no se hubiera pronunciado de esta manera. Veamos la 2ª carta a los Tesalonicenses (Cap. 2, Vers. 15): “Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta.”
También en la 2ª carta a los Tesalonicenses (Cap. 3, Vers. 6): “Hermanos, les ordenamos en nombre de Cristo Jesús, el Señor, que se aparten de todo hermano que viva sin control ni regla, a pesar de las tradiciones que les transmitimos.
Por otro lado se nos advierte, en la carta a los Hebreos (Cap. 13, Vers. 7 al 9): “Acuérdense de sus dirigentes que les enseñaron la palabra de Dios; miren cómo dejaron esta vida e imiten su fe. Cristo Jesús permanece hoy como ayer y por la eternidad.
No se dejen engañar por las novedades y las doctrinas extrañas a la fe. La gracia de Dios es un buen medio para fortalecer la vida interior; no cuenten con otros alimentos de los que nadie sacó provecho.”
Hemos visto la importancia que tiene la tradición oral como complemento de la tradición escrita. Este complemento se debe a que la misma biblia, palabra de Dios, afirma que no todo quedó escrito. Veamos el evangelio de San Juan (Cap. 21, Vers. 25): “Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros.

Respaldo bíblico de nuestras tradiciones
La fracción del pan se encuentra en la 1ª  carta a los Corintios (Cap. 11, Vers. 23 al 31): “Yo he recibido del Señor lo que a mi vez les he transmitido. El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía
De igual manera, tomando la copa, después de haber cenado, dijo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la beban háganlo en memoria mía
Fíjense bien: cada vez que comen de este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto, el que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente peca contra el cuerpo y la sangre del Señor. Cada uno, pues, examine su conciencia y luego podrá comer el pan y beber de la copa.
El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo. Y por esta razón varios de ustedes están enfermos y débiles y algunos han muerto. Si nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.”
Fue el domingo de resurrección cuando Jesús partió nuevamente el pan junto a algunos de sus seguidores. Veamos el evangelio de San Lucas (Cap. 24, Vers. 30 y 31): “Y esto sucedió. Mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, y en ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero ya había desaparecido.”
El domingo es el día santo para los católicos y esto es apostólico. Esto lo vemos en el libro de los hechos de los Apóstoles (Cap. 20, Vers. 7): “El primer día de la semana estábamos reunidos para la fracción del pan, y Pablo, que debía irse al día siguiente, comenzó a conversar con ellos. Pero su discurso se alargó hasta la medianoche.”
Todos sabemos que el primer día de la semana es el domingo y, en cambio, Jesús mismo no guardó el sábado como un día sagrado. Veamos el evangelio de San Lucas (Cap. 6, Vers. 5 al 10): “Y Jesús añadió: «El Hijo del Hombre es Señor y tiene autoridad sobre el sábado.»
Otro sábado Jesús había entrado en la sinagoga y enseñaba. Había allí un hombre que tenía paralizada la mano derecha. Los maestros de la Ley y los fariseos espiaban a Jesús para ver si hacía una curación en día sábado, y encontrar así motivo para acusarlo. Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y permaneció de pie.
Entonces Jesús les dijo: «A ustedes les pregunto: ¿Qué permite hacer la Ley en día sábado: hacer el bien o hacer daño, salvar una vida o destruirla?» Paseando entonces su mirada sobre todos ellos, dijo al hombre: «Extiende tu mano.» Lo hizo, y su mano quedó sana.”
Y es que en el evangelio de San Marcos (Cap. 2, Vers. 27)  Jesús deja claro: “Y Jesús concluyó: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado.
El bautismo en los niños, además de una buena estrategia para ganarle terreno al camino del mal adoctrinando al niño desde pequeño, está respaldado por la biblia en el evangelio de San Mateo (Cap. 19, Vers. 14): “Jesús les dijo: «Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a mí: el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos.»” También en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Cap. 10, Vers. 47 y 48): “Entonces Pedro dijo: «¿Podemos acaso negarles el agua y no bautizar a quienes han recibido el Espíritu Santo como nosotros?» Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Luego le pidieron que se quedara algunos días con ellos.”
La confesión tiene sus reseñas bíblicas en el evangelio de San Mateo (Cap. 18, Vers. 18): “Yo les digo: «Todo lo que aten en la tierra, lo mantendrá atado el Cielo, y todo lo que desaten en la tierra, lo mantendrá desatado el Cielo”. También en el evangelio de San Juan (Cap. 20, Vers. 22 y 23): Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo: a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»”   
Léase también, Números (Cap. 5, Vers. 6 al 8): “«Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometa algún pecado en perjuicio de otro, ofendiendo a Yavé, será reo de delito. Confesará el pecado que ha cometido y restituirá exactamente el objeto del delito, añadirá una quinta parte más y se la devolverá al que fue perjudicado. Y si no hay personas a quien devolver la cosa, se la darán a Yavé. El culpable se la dará al sacerdote, además del carnero de reparación que se ofrece por él.”
Si Jesús (Dios) se encargara de TODO no hubiera transferido su poder a los apóstoles, veamos el evangelio de San Juan (Cap. 14, Vers. 12 al 14): En verdad les digo: El que crea en mí, hará las mismas obras que yo hago y, como ahora voy al Padre, las hará aún mayores. Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo. Y también haré lo que me pidan invocando mi Nombre.
Como vimos, Jesús dejó funciones delegadas en sus apóstoles y por ello es que tenemos un Papa como líder de su iglesia porque el propio mesías puso sobre los hombros del Apóstol Pedro, esa responsabilidad. Veamos en el evangelio de San Mateo (Cap. 16, Vers. 18 y 19): “Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»”
Nuestra ofrenda voluntaria, contraria a un porcentaje obligatorio, también es bíblica. Véase 1ª de Corintios (Cap. 16, Vers. 1 y 2): “Respecto a la colecta en favor de los santos, sigan también ustedes las normas que di a las Iglesias de Galacia. Cada domingo, cada uno de ustedes ponga aparte lo que pueda, y no esperen a que yo llegue para recoger las limosnas.”
Aquí vimos algo respecto a la tan criticada colecta en favor de los santos (que dicho sea de paso se realizaba los domingos). Los cristianos de la iglesia primitiva llamaban santos a los que morían abrazados a la Fe de nuestro señor Jesús.
La cuaresma es un tiempo de reflexión, en el que la iglesia católica convoca a sus feligreses a recordar la pasión y muerte de nuestro salvador Jesucristo de manera voluntaria (aquí la iglesia no prohíbe el comer carne u otros sacrificios que los católicos suelen practicar, como una forma de agradar a Dios). Aunque la iglesia no promueve este tipo de acciones, tampoco deja de reconocer que este periodo es muy útil para algunas personas alejarse de vicios y malas costumbres que le alejan de Dios.
El culto a la “Santa Muerte” es antibíblico y no se fundamenta en ninguna doctrina de la iglesia. Los cristianos buscamos vida eterna, nada que ver con la muerte. Todo lo contrario, oramos por los difuntos para librarlos de la muerte eterna en nombre de Cristo; véase la 1ª carta a los Corintios (Cap. 15, Vers. 29 al 33): “Pero, díganme, ¿qué buscan esos que se hacen bautizar por los muertos? Si los muertos de ningún modo pueden resucitar, ¿de qué sirve ese bautismo por ellos? Y nosotros mismos, ¿para qué arriesgamos continuamente la vida?
Sí, hermanos, porque todos los días estoy muriendo, se lo juro por ustedes mismos que son mi gloria en Cristo Jesús nuestro Señor. Si no hay más que esta existencia, ¿de qué me sirve haber luchado contra leones en Efeso? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos. No se dejen engañar: las doctrinas malas corrompen las buenas conductas.
Dios no se contradice ¿Cómo manda a hacer una imagen de una serpiente cuando no quiere imágenes? Veamos Números (Cap. 21, Vers. 8): “y Yavé le dijo a Moisés: "Hazte una serpiente-ardiente y colócala en un poste. El que haya sido mordido, al verla, sanará".” Lo que Dios no quiere son los ídolos (no las imágenes) porque la gloria sólo le pertenece a él.

La cruz y María son santas porque entraron en contacto directo con Dios (hecho hombre). Esto se comprueba en Números (Cap. 17, Vers. 3): “Los incensarios de esos hombres que pecaron y que murieron te servirán para hacer las placas para revestir el altar. Esos incensarios son santos porque estuvieron en contacto con Yavé. Serán una señal para los israelitas".”

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