miércoles, 21 de agosto de 2013

Capítulo VI: Nuestras imágenes no son Dioses ajenos, por tanto no somos idólatras

Nuestro Dios no es ajeno
Este capítulo surge a raíz de algunas tergiversaciones surgidas en torno a las imágenes de la Iglesia Católica e inicia con las citas bíblicas más utilizadas para argumentar un posible pecado venial como si fuera un pecado mortal (digo posible pecado venial porque no todos los católicos somos conscientes del uso correcto de nuestras imágenes). Aquí podemos observar varios puntos que se prestan a la confusión.
La primera cita es Éxodo (Cap. 20, Vers. 3): “No tendrás otros dioses fuera de mí.
En la frase “No tendrás otros dioses fuera de mi” (otras versiones bíblicas sostienen “No tendrás dioses ajenos delante de mí.”). Si buscamos los antónimos y sinónimos de la palabra Ajeno(s), veremos que Dios se refería a dioses mitológicos y/o extranjeros.
Veamos cuales son los antónimos de la palabra “AJENO”: Propio, Correspondiente,  conocido, local; mientras los sinónimos son: Extraño, forastero, ignorado, impropio.
El éxodo es un libro que se ubica en el antiguo testamento (antiguo pacto de Dios con los hombres) podemos decir que esto no es válido ya que lo convenido en ese pacto quedó anulado por la sangre que Jesús derramó en la cruz por un nuevo pacto (su vida por el perdón de nuestros pecados).
Si no fuese así como lo he planteado, entonces los que no somos judíos estaríamos adorando a un Dios forastero, ignorado, extraño e impropio. Pero como los cristianos católicos (los seguidores de Jesús en el mundo entero) vivimos de acuerdo al nuevo pacto de Jesús, este versículo sólo nos sirve de referencia histórica y no como un mandamiento de Dios. No obstante lo tomaremos en cuenta para las aclaraciones necesarias.
Éxodo (Cap. 20, Vers. 4 y 5): No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. Yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no me quisieron. Pero me muestro favorable hasta mil generaciones con los que me aman y observan mis mandamientos.”
Estos versículos son una muestra del punto aclarado más arriba: Si Dios es celoso y no quería que su pueblo construyera estatuas de ningún tipo, ¿Cómo se puede explicar que ese mismo Dios ordenara, en varias ocasiones, la construcción de templos con Querubines (del cielo) y aves (de la tierra) para adornarlos?
Veamos Éxodo (Cap. 25, Vers. 18): “Así mismo, harás dos querubines de oro macizo, y los pondrás en las extremidades de la cubierta.”
En Éxodo (Cap. 26, Vers. 1): “La Morada tendrá que ser hecha de diez cortinas de lino fino de color jacinto morado y rojo, adornadas con querubines.”
Números (Cap. 21, Vers. 8): “y Yavé le dijo a Moisés: "Hazte una serpiente-ardiente y colócala en un poste. El que haya sido mordido, al verla, sanará".”
También veremos cómo Salomón construye imágenes para adornar el templo de Dios, en 2ª de Crónicas (Cap. 3, Vers. 10 y 14): “En el interior de la sala del Lugar Santísimo hizo los querubines de metal forjado, que revistió de oro. Hizo también la cortina de púrpura violeta, púrpura escarlata, carmesí y lino fino, y en ella hizo poner querubines.”
Entonces ¿Podemos decir que Dios es implacable y que se contradice? Ya dijimos que en el nuevo pacto Dios se muestra como un ser misericordioso y lleno de amor o, por lo menos, ese es el Dios que los cristianos católicos conocemos.
Los antiguos griegos creían en dioses como Zeus, Venus, Poseidón, entre otros. Y el mandato de Dios en Éxodo 20:4 se relacionaba directamente con el becerro de oro que los israelitas construirían al ver que Moisés tardaba en bajar del monte de Sinaí.
Véase Éxodo (Cap. 32, Vers. 8): “Bien pronto se han apartado del camino que yo les había indicado. Se han hecho un ternero de metal fundido y se han postrado ante él. Le han ofrecido sacrificios y han dicho: Israel, aquí están tus dioses que te han sacado de Egipto.»”
Como puede verse aquí, el pueblo de Israel le atribuyó la gloria a un Dios falso y ajeno a su libertad, e hizo que Dios se enfadara. Las imágenes que usa nuestra iglesia católica son como una referencia para mejorar la conexión espiritual durante las oraciones. Sabemos que estas imágenes no pueden hacer milagros, puesto que no son Dios ni tienen poder alguno, pero ellas nos hacen recordar la vida ejemplar de aquellos que han cumplido la voluntad de Dios (los santos o justos).

Tenemos imágenes, no ídolos
Las imágenes e íconos cristianos no fueron prohibidas nunca sino hasta después de la reforma protestante, y no precisamente por los reformadores, sino por los pequeños grupos que surgirían de estas sectas históricas. El primero de todos se llamaba Carlos Tadio, este hombre tuvo por costumbre meterse a los templos católicos para, de una forma violenta, destruir las imágenes de todos los santos, de la Virgen, y aún contra las imágenes de Jesús, en pinturas, esculturas e íconos. El primero en reprenderlo públicamente, no fue un católico, ni siquiera el Papa o algún obispo, sino el mismo Lutero:
Martín Lutero, reformador protestante “Na. Alex. Tom. oito” p. 111… las Imágenes de la Cruz, y de los Santos no están prohibidas. En el Evangelio ni aún las imágenes de Dios están prohibidas. Los cristianos no están obligados a los preceptos de Moisés. Los enemigos de las imágenes son doctores de la ley de Moisés, y no de la de Cristo. Si a los judíos era lícito tener en su moneda las imágenes de los Césares, mucho más lícito es a los cristianos tener en sus templos las imágenes de la Cruz, y de María

¿Qué mentalidad tenía Carlos Tadio, para que Lutero le hiciera una lista de todo lo que ignoraba y así apaciguara su locura de destruir imágenes? La respuesta es muy lógica: pensaba que todas las imágenes eran ídolos. Y esa es la mentalidad que tienen hoy día muchos hermanos separados.
Hay acusaciones muy fanáticas hacia los católicos, nos acusan de adorar ídolos, nos dicen los hermanos separados que todas las imágenes son de Satanás, hay algunos hermanos separados que sí tienen imágenes pero siguen pensando que es idolatría llevarlas en procesión. Pero aunque te parezca en este momento increíble, en verdad te digo que Dios no prohíbe ni una ni otra.
Para algunos hermanos separados, todas las imágenes son ídolos, pues esa mentalidad les ha creado su pastor, para otros, las imágenes son barro y pintura, y hay algunos que sí piensan como los católicos, esto es: Las imágenes no son más que representaciones inanimadas de algo o alguien a quien honramos o adoramos (solo a Dios adoramos), son el adorno de nuestra adoración o veneración, no el motivo de nuestra adoración.
Para comprender mejor el tema vamos a estudiar el significado de las palabras imagen e ídolo:
Ídolo:
Una imagen usada como un objeto de adoración. Un Dios falso. Esta es la manera que el diccionario define un ídolo.
Imagen:
Es una reproducción  o representación de la forma de una persona o un objeto. Duplicado óptico, complemento, u otra reproducción representativa de un objeto, especialmente una reproducción óptica de un objeto producida por lentes o un espejo. Puede ser una estatua, icono, o hasta una foto. Esto es lo que el diccionario dice de una imagen.
Como pueden ver hay una gran diferencia entre una imagen y un ídolo. Dios no prohíbe las imágenes en la biblia, más bien prohíbe los ídolos. La simple lógica nos dice que Dios no puede mandar a prohibir una cosa y, a la vez, mandarla a hacer.
Como vimos en Éxodo (Cap. 20, Vers. 3): “No tendrás otros dioses fuera de mí.” Y más adelante, en Números (Cap. 21, Vers. 8): “y Yavé le dijo a Moisés: "Hazte una serpiente-ardiente y colócala en un poste. El que haya sido mordido, al verla, sanará".”  Y en Éxodo (Cap. 25, Vers. 18): “Así mismo, harás dos querubines de oro macizo, y los pondrás en las extremidades de la cubierta.”
El que es temeroso de Dios sabe que éste no se contradice, pues lo que se nos prohíbe son los ídolos, no las imágenes.
He conocido personas muy detractoras de la Iglesia católica en cuanto a la idolatría sin embargo practican una idolatría inconsciente. Es preferible tener una imagen de la virgen María que tener una imagen de Yiye Avila (un simple mortal adorado por muchos hermanos separados). Y es que la idolatría es aquella práctica que ostenta robarle el primer lugar a Dios: Cuando no vamos a la iglesia por otros intereses de este mundo estamos muy cerca de la idolatría. Cuando creemos que un bien material vale más que el prójimo o hasta más que nuestras vidas estamos en plena idolatría.
Si Dios estuviera en contra de las imágenes jamás hubiera hecho al hombre como una representación suya. Véase el libro del Génesis (Cap. 1, Vers. 26): “Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.»
El efecto de las imágenes es tan fructífero que hasta los que las malinterpretan como idolatría se enfocan en el personaje que las mismas representan: Por ejemplo, es evidente conocer lo que se piensa cuando mostramos la imagen siguiente:

 Es inevitable que, a través de esta imagen, nos remontemos a la escena en que Jesús entregó su vida por el perdón de nuestros pecados: Unos piensan que esta es una representación de la escena y otros alegan que ese personaje no representa al verdadero Jesús porque se trata de un “musú” (muñeco) que no se corresponde con los rasgos físicos del mesías y que los católicos lo colocamos en el lugar que le toca al Dios celoso.
Sobre las imágenes de Dios, hay quienes afirman que a éste nadie le ha visto, por tanto, esas imágenes son falsas pero veamos el evangelio de San Juan (Cap. 14, Vers. 9): Jesús le respondió: «Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo es que dices: Muéstranos al Padre? Y en Colosenses (Cap. 1, Vers. 15): “Él es la imagen del Dios que no se puede ver, y para toda criatura es el Primogénito,
Aunque, en realidad, lo que nuestras imágenes buscan no es hacer visible a Dios por medio de ellas sino hacer reflexionar al mundo, reviviendo las escenas y personajes bíblicos e históricos que nos puedan fortalecer para que nuestras vidas sean agradables a Dios.

Por ejemplo, un padre de la patria de cualquier nación, es recordado por sus valores y principios patrióticos y hasta se esculpen y tallan estatuas para honrar su labor y recordarle de generación en generación. ¿A caso algún ciudadano es tan ingenuo como para pensar que esa estatua es el padre de la patria en persona? Claro que no, esa estatua es sólo una representación suya. Así es que los católicos concebimos nuestras imágenes, como representaciones para recordar lo que vale la pena, no como dioses falsos ni ajenos.

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